Mi perro tiene la nariz seca. El mito de la nariz seca y la salud del perro.
Cuando parece que un perro está enfermo, mucha gente mira si tiene la nariz seca.
Se piensa que la nariz sirve para evaluar el estado de salud de los perros.
Los perros utilizan su nariz para cosas que a los humanos nos cuesta comprender. Una buena parte de estas funciones sólo las podemos intuir o imaginar.
Los humanos hacemos un uso tan limitado del sentido del olfato que nos cuesta entender lo que otras especies son capaces de conseguir con este sentido.
Por eso, cuando una persona marca muchos goles o le va bien en los negocios, decimos que “tiene mucho olfato,” quizás porque no sabemos cómo lo consigue.
Igual que no sabemos cómo puede detectarse un cadáver debajo de seis metros de escombros.
Una de las leyendas urbanas más extendidas en la consulta veterinaria es la de la nariz seca como indicador de enfermedad en el perro.
Yo lo llamo el mito de la nariz seca. Según esta creencia, observando el grado de humedad del hocico de nuestro perro, podemos evaluar su estado de salud.
Un hocico húmedo indicaría buena salud (aunque también hay quien se preocupa si está muy húmedo,) en cambio una nariz seca es señal de malos augurios.
Lamentablemente a los veterinarios, en la mayoría de las ocasiones, el grado de humedad de la nariz del perro no nos aporta información clínica relevante.
Para respirar, los perros utilizan la parte anterior de la nariz, necesitan calentar y humidificar el aire antes de que llegue a los pulmones.
Los perros tienen dos glándulas a la entrada de la nariz, en los laterales de las fosas nasales.
Utilizan estas glándulas para calentar y humidificar el aire que respiran. Tienen una función de refrigeración corporal por evaporación.
Estas glándulas, a la entrada de las fosas nasales, tienen una función similar a nuestras glándulas del sudor.
Las glándulas secretan más líquido cuanto más alta es la temperatura del aire que respiran y la evaporación de este líquido produce un efecto de refrigeración.
Cuando el calor es extremo empiezan a jadear para aumentar aún más el intercambio de calor.
Segregan más líquido cuanto más alta es la temperatura, y se piensa que ésta localización es también importante para que la mucosa nasal no se deshidrate y se seque.
En cambio, para oler, los perros usan la parte trasera de la nariz, la que está más cerca del cerebro.
En este caso utilizan la nariz de forma diferente: esnifan el aire para dirigirlo directamente a la parte de trasera de la nariz, que está conectada con la parte del cerebro que procesa los olores.
Pero hay más circunstancias en las que la nariz del nuestro perro puede estar húmeda: igual que nosotros producimos saliva cuando olemos o pensamos en comida, los perros también lo hacen.
Cuando huelen algo interesante, el líquido que producen las glándulas de la nariz les ayuda a absorber el olor, entonces se lamen la nariz para captar el líquido.
Sobre todo, utilizan esta técnica para captar las hormonas sexuales (llamadas feromonas) que se encuentran en la orina o cuando huelen el trasero de otros perros.
Les sirve para identificar el sexo de otros perros o detectar hembras en celo.
Muchos de los olores que capta el perro, están formados por sustancias que primero deben disolverse en líquido para que puedan ser detectados por un órgano que los humanos tenemos atrofiado, pero que para los perros es de gran ayuda: el órgano vomeronasal.
Lo cierto es que nos cuesta mucho imaginar el tipo de información que aporta el órgano vomoronasal a los perros, porque nosotros no lo utilizamos, pero se cree que tiene una especie de función intermedia entre el sentido del olfato y del gusto.
El órgano vomeronasal (también llamado de Jacobson, en honor del médico que lo descubrió hace más de 200 años) está situado entre la nariz y el paladar y está lleno de fluido, de modo que los olores deben disolverse en líquido para poder ser detectados.
Por tanto, si exceptuamos algunas enfermedades específicas de la nariz, el grado de humedad, poco tiene que ver con la salud.
Como hemos explicado en este artículo, el grado de humedad de la nariz está relacionado con diversas funciones, como la función de termorregulación y la detección de olores.
Algunas enfermedades no aparecen de forma repentina, progresan lentamente.
Un perro puede estar varios días con apetito caprichoso o poco activo. Unos días parece que está mejor y al día siguiente no tanto, de forma que dudamos si nuestro querido animal está realmente enfermo o no.
En estos momentos de incertidumbre, mucha gente dirige la atención hacia la nariz de su perro, buscando la pista definitiva que aclare la situación.
Sin embargo, debemos tener claro que la temperatura y grado de humedad de la nariz NO aportará información clínica relevante.
Será necesario hacer una exploración completa del perro para encontrar signos reales de enfermedad.
